Llegaron de repente y sin aviso con la tormenta


Pasaban de casa en casa mientras el mar reventaba sobre mi ventana.
No había duda alguna.
El cielo se quebraría en cualquier momento.
 
Los perros huérfanos rascaban la puerta para entrar.
Nos quedamos a oscuras.
Hasta las estrellas más lejanas se escondieron.
Nadie quería ver la última explosión.
De primero fue el grito y después quedó el silencio.
Temblaron los volcanes
perdimos las montañas
borraron nuestras nubes
ahogaron la memoria


Se llevaron nuestros valles y nos dejaron el olvido.


*Este poema fue leído como parte del Gesto Poético organizado por el colectivo Literatas que dan lata, para las Jornadas de Luis de Lión 2019. Nuestro gesto se realizó en Rayuela.

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