A Manuel León García
Me contaron que eras hijo del campo.
Que tu mirada
se perdía entre la siembra
que tu corazón cabalgaba con el ritmo de la tierra.
Que sacabas a pasear
con discreta picardía
a una tortuguita que fue dibujada en tu pierna
sin que tus hijos lo sospecharan.
Tu nombre también fue rebelde.
Desafiaste retenes militares
con tal de ayudar a un guerrero kekchí
Eras un mensajero del futuro.
Verte a ti era como adivinar a mi papá dentro de algunos
años.
Confieso que tu voz
se diluye en el eco
de las pocas veces que nos vimos.
Ya no tengo el osito de peluche
que me enviaste para Navidad.
Solo me queda
esta arqueología fotográfica
con historias para armar.
II
Eran las cuatro de la tarde
cuando el valle del Polochic se incendió bajo el sol
Tus montañas se preguntaron
por qué no habías regresado
Un soplo bastó para cerrar las puertas de Panzós
Fueron los árboles
quienes sabiamente comprendieron
que desde aquel 10 de enero
ya no llegarías para buscar su sombra.
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