En diciembre del 2012 tuve la oportunidad de realizar un reportaje sobre los Bomberos Voluntarios que fue publicado en el periódico local RooseveltNews. Quiero rescatar la entrevista que le realicé a uno de ellos, pues nunca está demás reconocer la labor que realizan desde el anonimato. Espero poder subir el reportaje también.
Una vida de vocación y servicio al prójimo
Ángel Martinez, Bombero Voluntario
La pasión por la adrenalina y aventura lo llevó a integrar un equipo que siempre está presto y
dispuesto para atender a la población.
Texto y fotos Por María Lucía León
No es extraño que todos los niños en algún momento de su infancia sueñen con ser bomberos que
rescatan a las personas de cualquier emergencia. Lo que sí es inusual, es que ese juego trascienda
en el tiempo para marcar una vocación. Ese es el caso de Ángel Martínez, quien ha dedicado
27 años de su vida para atender a los guatemaltecos como Bombero Voluntario. Las anécdotas
recolectadas durante ese período son numerosas y en la siguiente entrevista comparte algunos
detalles detrás de cada emergencia.
¿Por qué decidió unirse a los Bomberos Voluntarios?
Me gustaba el deporte extremo, por lo que siempre buscaba lugares en los que no faltara la
acción. Participé en diferentes actividades y la última de ellas fue con los Bomberos Voluntarios.
También me gustaba coleccionar carritos de socorristas. Con el pasar de los años, entré a una
etapa más seria en la que me di cuenta de que esta es mi vocación. Gracias a Dios he podido
dedicar 27 años para servir al prójimo.
¿Cómo transcurre un día cualquiera en la estación?
Tenemos un protocolo a seguir pero cada día es diferente. El turno inicia cada día a las 08AM. No
sabemos si tendremos que salir a atender un accidente automovilístico, incendio o algún otro tipo
de suceso. Todos los días pasa algo. Quizá no sea una emergencia de gran escala o muy grave.
Pero sí recibimos llamadas de personas con dolores corporales, mujeres a punto de dar a luz o
pacientes que necesitan ser trasladados a un hospital. Aprovechamos para ordenar todo en la
estación y lavar las motobombas junto con las ambulancias cuando el día es más tranquilo.
¿Qué se necesita para convertirse en socorrista?
Cualquiera puede ser bombero. Lo que le llama la atención a mucha gente es andar en los carros
o escuchar las sirenas. Este oficio va más allá porque requiere estar al auxilio de la población. Uno
está presto y dispuesto para abandonar a la familia en cualquier momento con tal de prestar el
servicio comunitario.
¿Cómo armoniza su vida personal con la del trabajo?
Requiere mucha disciplina, comprensión y comunicación familiar. El bombero deberá salir en el
instante menos esperado porque hay gente que necesita ayuda. Un ejemplo de ello es la atención
a las víctimas del terremoto de San Marcos que sucedió el 7 de noviembre. Se formó una patrulla
de rescate y se convocó al personal de turno junto con el de descanso. El equipo permaneció en el
sitio de la emergencia y lejos de su familia durante dos semanas.
¿Cuál ha sido una de sus mayores satisfacciones?
Que las demás personas confíen en uno porque las emergencias pueden pasar en cualquier
momento y cuando menos se espera. Antes de dedicarme de tiempo completo a este oficio,
también me desempeñaba como mecánico. La mayoría de emergencias en esa época sucedieron
cuando yo no estaba de turno en la estación porque la gente me buscaba en mi trabajo. He
atendido connatos de incendio, partos en la vía pública e incluso le salvé la vida a un compañero.
¿Cuáles han sido las emergencias que han marcado su servicio?
El compañero de trabajo al que le salvé la vida se cayó de un segundo nivel. Todos aseguraban
que había muerto porque estaba inconsciente. Le brindé los primeros auxilios en el momento
adecuado, recobró los signos vitales y fue trasladado al hospital. Esa es una historia con final feliz
pero también he vivido otras muy difíciles. Una de ellas fue en Panabaj, Sololá, donde el poblado
quedó soterrado como consecuencia del paso de la tormenta tropical Stan en el 2005. Fue toda
una odisea cruzar el lago de Atitlán con todo el equipo de rescate. Me da mucha nostalgia no
haber podido ayudar a la mayoría de víctimas porque al llegar a Panabaj no había sobrevivientes.
La mayoría quedó sepultada bajo el lodo que cubrió hasta los postes del alumbrado eléctrico.
¿Cuál es el reto de cada día en este oficio?
Todos hemos sido entrenados para atender cualquier tipo de emergencia. Pero la teoría no
siempre se aplica a la vida cotidiana con facilidad. Hay accidentes de camiones que llevan químicos
desconocidos. Nosotros debemos rifarnos el físico e improvisar porque no contamos con todo el
equipo para protegernos ante otro tipo de sustancias. En otros países los bomberos están más
protegidos, pues su uniforme está casi blindado. Aquí no tenemos tanto presupuesto. Al final,
nuestro criterio para no tomar riesgos innecesarios también es importante en cada emergencia.
Felicitaciones Maria Lucia Leon por el reportaje, definitivamente muy buen trabajo, un saludo tambien al Cuerpo de Bomberos Voluntarios por su ardua labor y en especial al entrevistado :-)
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