Mañana de domingo


Mañana de domingo.
Un señor luce un traje sastre impecable. La punta de sus zapatos refleja una nube arrastrada sin piedad por el cielo.
Son las nueve menos cuarto.
Está sentado en la banqueta. Nada parece perturbar este instante.
Sus manos sostienen la carpeta de cuero.
Lee con atención unos papeles mientras el tiempo pasa frente a su casa. 
Hay frío en esta parte de la ciudad. 

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