Bajo advertencia, no hay engaño





Algunos me han dicho que parezco una muñeca.

Delicada y pequeñita.

Pero eso no implica que puedas jugar conmigo.

También me quiebro.

Sufro.

Lloro cuando me duele el alma.

Trato de caer de pie como lo hacen los gatos.

Para que nadie note que esta muñequita se cansó de saltar.

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