Te observo en la distancia


Hay una penumbra que envuelve nuestros rostros desde hace varios minutos. Es la tercera vez que me preguntas la razón por la que te veo de esta manera. Inquieres el motivo por el que mis ojos tratan de vencer a la oscuridad para escrutar los tuyos. Alzo mis hombros desganados para contestarte que no lo sé. Pero ellos continúan examinando cada gesto y rescatando los guiños perdidos.

Alguien toma una polaroid mental etiquetada con nostalgia, la cual guardará tu sonrisa en la carpeta Ayer. Te observo en la distancia aunque estemos en el mismo metro cuadrado. Que por qué te miro de esta manera. Que por qué mis párpados parecen pesar más de lo habitual. Quizá es porque esconden con recelo unas lágrimas discretas e imprudentes. Sin quererlo, ellas reflejan los últimos instantes que pasamos frente a frente.

La antesala del final transcurre en cámara lenta. Es el momento en que ya todo está dicho. Las cartas lucen abandonadas sobre la mesa porque no queremos verlas. Los hilos de aquella hebra dorada que nos unía se revientan. ¿La escuchaste? Más allá de la música y los brindis de la mesa de al lado. Abajo. El click es casi imperceptible pero yo sí pude sentirlo.

Difuso. Ahora tu imagen luce borrosa con tonalidades sepia. Respiro profundamente y empiezo a desalojar los rincones que no volveré a recorrer. Armada de una vaga certeza me alejo de esos brazos que ya no completarán los míos para resguardarnos. Coloco un tierno y frágil beso en los labios que no probaré. Te dedico esta última caricia para detener tu suave tacto. Ese que me gustó tanto desde la primera vez que me agarraste la mano. Suspirar está de más.

Te veo así porque me estoy despidiendo sin que nos demos cuenta.


Soundtrack


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