Sobre mi encuentro con Korn

Euforia, alegría, coraje, rabia, resentimiento, tristeza, temor, ansiedad y angustia fueron tan sólo algunos de los sentimientos que me invadieron de segundo a segundo el domingo pasado. La emoción por asistir y además darle cobertura al concierto de Korn empezó desde el 1 de abril, cuando junto con mi mejor amigo nos percatamos de que el mejor concierto estaba a la vuelta de la esquina. En marzo fuímos al concierto de Metallica pero no me sentí tan entusiasmada en las semanas previas como ese primero de abril. Los días siguientes transcurrieron entre videos de las presentaciones de la banda en latinoamérica y a medida que el 25 se acercaba mi piel se erizaba cada vez más.


El concierto de Korn en Guatemala fue un evento largamente esperado desde mi adolescencia cuando me encerraba en el cuarto con la música a todo volumen. Sufría y me cortaba las venas imaginariamente con Freak on a leash... Ciertamente muchas veces me sentí como un fenómeno atado que sentía liberarse con cada nota de la canción.


Desde el cuarto


Quizá fue la identificación con los sonidos rudos pero a la vez hipnotizantes y melódicos de Davis... Creo que por él empecé a usar el aro de lentes que acostumbro lucir jeje... El piercing en la ceja? También lo tuve hace un par de años... Mis paredes lucían posters de la banda y en casettes solía grabar sus discos para escucharlos en el bus. Luego tuve un discman y entonces todo fue más sencillo.


Pero más allá de la parte visual y superficial que influyó en algunas vestimentas, también está el lado emocional que se conectó con una fibra interna. Más de alguna vez soñaba con verlos en vivo mientras saltaba como loca por todo mi cuarto o perdía la mirada en el paisaje volátil desde la venta del auto.


Back to the present


El sueño se cumplió el 25 de abril del 2010 y fue tal y como lo esperaba. Mis expectativas se cumplieron y con creces. Mi memoria digital atesora las fotografías que esta Lunátika se tomó con James Munky Shaffer y Reginald Fieldy Arvizy. También hay una de la espalda de Davis jeje mientras nos ignoró y siguió caminando rumbo a su habitación en el hotel. Que si fue muy diva o rockstar... No me importa. Mis piernas temblaban demasiado como para enojarme con él.


A Munky y Fieldy apenas y les pude hablar.


Horas después en el Estadio del Ejército abordé una montaña rusa de sonidos violentos alternados con vocalizaciones melódicas y guturales, gritos furiosos y fraseos delirantes. Todo era demasiado fantástico como para bajarse a la tierra para seguir la vida. Toba y E.X.T.I.N.C.I.O.N. calentaron muy bien los motores y desde ese momento supe que no podría dejar de saltar en toda la noche.


Dicho y hecho. Las primeras notas de Dead Bodies Everywhere y Coming Undone encendieron la mecha para una velada que mi espalda lamentó dos días después. Todo fue mágico e increíble. Con unos amigos nos ubicamos frente al escenario pero del lado derecho. Fue genial estar de nuevo tan cerca de la banda y observar cada gesto o broma entre ellos. Abandonarse al ritmo desgarrador y flirtear con el suicidio con Falling Away From Me o Blind fueron algunas de las opciones que acepté con gusto. Un detalle que nos llamó la atención fue que al final de cada presentación Davis se retiraba para respirar de una mascarilla que asumimos, era de oxígeno. El momento en que más aprovechó para reabastecerse fue durante el solo de batería de Ray Luzier .. Quizá ya no son tan jóvenes como antes...


El vaivén catártico iba en aumento con Somebody Someone, Did my Time, Freak on a Leash y Faget.


El broche de oro fue Got the Life, tema con el que concluyeron y dejaron a una guatemalteca satisfecha y contenta. Haber sido parte de un concierto tan alucinante y potente no tiene precio.
La canción de cierre... Got the Life es la que abre este post.
La cobertura del concierto para Siglo 21 pueden verla aquí.

Pd. Gracias a toda la gente con la que me topé durante todo el domingo... u rock!

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