Una fuerza ajena a la consciencia coloca el último ladrillo para concluir con la construcción de una imponente barrera. Por más que lo intentas, no logras interesarte por el evento que te ha sacado de la rutina diaria. Es la tercera vez que te reunes con los compañeros que conformaron la promoción XLIII del Colegio Tecnológico en Computación Integrado con orientación comercial, secretariado bilingüe y turismo ecológico.
Aunque busques un impulso adentro de tu voluntad, lo único que encontrarás será una sombra sofocándolo. No deseas sostener la máscara que aparenta satisfacción. Quisieras despejar tu mente de tantas ideas carentes de sentido, pero adentro hay tinieblas que deben esconderse para mostrar un arco iris ante el mundo.
Cuatro voces en tu cabeza susurran constantemente palabras ininteligibles que de alguna forma se volvieron familiares dentro de tu costumbre.
Es imposible confiar en el carrusel de personas que modelan frente a tí.
Hay una quinta voz. Se parece a la de Maynard James Keenan, vocalista de Tool, pero en esta ocasión tararea Outsider, una canción de A Perfect Circle. Es curioso como una canción puede reflejar la manera en que te sentís durante determinados instantes. Fotografías acompañadas del Soundtrack de tu vida.
Me gustaría escribir sobre playas bonitas, tesoros al final del arco iris o de doncellas que encuentran a su príncipe azul. Hay algo de aburrido en esos temas. El aire acaricia mi rostro, las aves cantan incesantemente al lado de una acidez que no me permite ver más allá del pobre diablo con tendencias suicidas que escucha hasta cinco voces en su mente.
Has estado con Rodrigo López desde hace quince minutos y no hay señal de que se vaya a retirar en cualquier momento o de que, al menos deje de hablar de aquellos tiempos dorados en los que probaron ese elixir etílico escondidos en el baño, o de cuando viajaron junto con Laura, Julio y Ale hacia Pana en lugar de ir a estudiar.
De tanto escuchar las mismas frases con sus respectivos saludos, ya todo te parece monótono. Observas con repugnancia cómo su boca se abre para pronunciar palabras que se vuelven extrañamente confusas al llegar a tu oído.
Tengo dormida la pierna izquierda. Tendré que sentarme de otra forma. Acabo de quitar a una especie de mariposa que se paró sobre la hoja del cuaderno. Alguien me llama. Veo el celular. Es mi mejor amiga. ¨Aló. Qué onda… Pues aquí y vos…¨
Quince minutos fueron necesarios para ponernos de acuerdo y reunirnos dentro de unas horas para acompañarla al concierto de la banda en la que su novio toca la guitarra. ¿Qué ropa voy a usar? Mmmmm. Creo que tengo un pantalón limpio pero no sé si me dará tiempo de regresar a mi casa al salir de la U, cuando finalice el último período de clases.
La bebida que sostenías adentro de tu vaso se terminó, bueno, saboreaste a propósito el último sorbo. ¡La excusa es perfecta! Le dices que tienes que ir a pedir otra bebida y que después siguen hablando. Te diriges al bar. Se presenta en tu mente la imagen del escarabajo de Kafka pero al ver tus brazos te das cuenta que todavía no has sufrido la metamorfosis.
De repente, la superioridad que sientes provoca que crezcas y los mires a todos desde arriba. Parecen hormiguitas vestidas con trajes sosos. Tal vez es tu método de defensa ante la inferioridad que sientes contigo mismo. La quinta voz continúa tarareando Outsider. “Medicated drama queen… Suicidal imbecile think about it… disconnect and self destruct one bullet at a time… everyone will have his day to die…”
El murmullo de las insulsas pláticas interrumpe tu concierto privado.
“Ala, es que no imaginas que clavo. Pueees yo me le quede viendo con cara de (la mueca sustituye a la palabra). Pueees, o sea. Me quede como que ¡¡¡A
“O sea que Mauri llamó a
Inevitable. La sonrisa que te provocaban las conversaciones se transforma en risa y ésta a su vez en carcajada. ¿Qué haces aquí?
Los demás invitados te miran asustados por la forma eufórica en que te ríes. Alguien alerta a los guardias del hotel para que te tranquilicen o que te saquen de tan honorable lugar.
Acabo de regresar del toque, aunque más bien era un mini festival que, aunque no estuvo aburrido, he ido a mejores.
Sí me dio tiempo de regresar a la casa para vestirme con el único pantalón limpio que me queday una playera que ahora formará parte de la pila de ropa sucia, que mañana visitará la lavadora.
Estoy cansada pero los dedos me pican por escribir. Tres páginas.
Hoy fue lunes. Son pocas las veces en que me siento como extranjera.
Lo extrañé. Quería hablar con él. Tras buscarlo y adivinarlo en la silueta de varios peatones, recordé que ya no vendrá nunca más a clases. La desesperación se apoderó de mí. Todos los estudiantes y catedráticos me parecieron aburridos. Hay tanto por decirle pero hoy no llegó a verme. Quizá mañana. Ahora tengo que estudiar para ganar los exámenes finales.
Regresaste enojado al apartamento. No es para menos. Te trataron como a un delincuente. Por cuarta vez prometiste no asistir a ese tipo de fiestas, aunque tu promesa es inútil porque sabes que continuarás asistiendo para encontrar a Laura en una de tantas reuniones. Revisas los mensajes de tu contestadora. Ninguno importante. Tu mamá llamó para contarte algo acerca de una fiesta del cumpleaños de tu sobrino.
Es absurda esta parafernalia llamada vida.
Fotos:
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que lindo que escribis jeje y que linda que sos
ResponderEliminarjeje gracias por el cumplido! Saludos y estate pendiente para la continuación del Reflejo, pues es un cuento en proceso jeje.
ResponderEliminarAbrazo