De navidades y asaltos



La escena inicia en las gradas de un autobús descascarado que avanza a toda la velocidad que la ley no permite. De las bocinas proviene toda clase de canciones mezcladas con reguetón (Los creadores de los villancicos estarán dando vueltas en su tumba...), ahora anuncios. Los comerciantes desesperados buscan la mejor fórmula para vender un regalo en esta Navidad.


Alicia avanza desafiando a la gravedad hasta encontrar un lugar en el que si caben dos, caben tres.


La plática que sostienen dos señoras logra sobresalir sobre la maraña comercial:


Ahora todo está más caro, verdá usté


Sí, no sé cómo compraré el arbolito y los regalos para mis hijos


Yo no me hago bolas, les voy a regalar unos juguetes sencillos o algún par de calcetines




ABURRIDO. Un caballero de cuarenta años conversa con otro señor, quizá son amigos...


Y cómo va todo con su familia,


Pues ahi vamos usté. Mañana le compro los estrenos a mis hijos


Sí pues, cuántos años tiene el pequeño


Ya tiene 11, si viera que ahora como es......




De nuevo, ABURRIDO.


Alicia se levanta para avanzar hacia la salida y Aguanta la respiración porque deberá abrirse paso entre los pasajeros, lo cual parece una tarea casi imposible. Por fin! Unos cuantos metros separan a Alicia de la puerta principal.


Orgullosa de su hazaña, le anuncia al piloto que se bajará en la siguiente parada.


Conforme desciende de la camioneta, el aire mezclado con smog se asemeja a la libertad.


En esa misma parada hay cuatro chavos que se suben a la camioneta sin meditarlo mucho. Al llegar al primer asiento uno de ellos se dirige a los pasajeros:


Ahora sí hijos de la gran puta, feliz navidad y denme los celulares y billeteras.




Alicia permanece ajena a toda la escena y camina con rapidez por la acera para no ser asaltada en el trayecto hacia el chance.

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