Injusticia permanente vista desde el lente de Rodrigo Abd



Por: María Lucía León Cantón

Rodrigo Abd es un fotógrafo que retrató la violencia guatemalteca en sus distintas manifestaciones. Los problemas violentos de Guatemala no son una novedad, sino el resultado de una historia política y social de violencia que se desarrolla desde hace muchos años. Las fotografías de Rodrigo documentan una cadena de problemas sociales. La cadena empieza por el conflicto armado interno hasta las peleas entre los pandilleros de las maras guatemaltecas.

Los primeros trabajos como reportero los realizó en su natal Argentina, cuando cubrió noticias para los periódicos locales La Razón y La Nación de Buenos Aires.

Rodrigo buscaba una vía de escape a la crisis económica que afrontaba el país del tango. Como una respuesta a sus ansias de irse a probar suerte en otras tierras, le llegó su primera asignación como corresponsal de la Agencia Associated Press. Este fotógrafo gaucho arribó a tierras chapinas en mayo de 2003, para cumplir con su trabajo al mismo tiempo que realizaba la cobertura de la crisis política de Haití. Fue así como Rodrigo cambió la abatida Argentina por un país centroamericano sumido en pobreza y violencia.

Con la cámara bajo el brazo
Cualquiera creería que las fotos ganadoras de Rodrigo fueron tomadas con una de esas cámaras de película consentidas por los fotógrafos, como las Leica, las Hasselblad o las Mamiya. Pero no. Estos retratos de la realidad fueron capturados con una cámara Canon D20 digital utilizada como herramienta para el trabajo diario. Y es que estas cámaras no han logrado conquistar por completo el corazón y manos de los fotógrafos. Son utilizadas como un instrumento para trabajar y sacar las coberturas que conforman las spot news o notas cotidianas.
Ha sido este constante contacto con la cruda realidad guatemalteca, lo que brindó a Rodrigo material para plasmar cómo la violencia no sólo son las manifestaciones de agresión física, sino toda agresión que aniquila de cualquier manera la condición humana. Dentro de la galería de tragedias chapinas lo que más le impactó a Rodrigo fue la violencia en sí junto a los métodos que la rodean.



Triste historia
La eterna primavera de Guatemala se ha visto manchada con las lágrimas de los guatemaltecos víctimas de la violencia. Desde la época colonial, pasando por la guerra interna, hasta la actualidad. Las consecuencias de la guerra interna son palpables todavía en la población. La situación más problemática en el país la causan los integrantes de las maras 18 y Salvatrucha, entre otras menos importantes.

El gobierno de Estados Unidos a finales de la década de los ochenta inició la deportación de muchos centroamericanos que habían ido en búsqueda del sueño americano huyendo de la guerra interna. Varios guatemaltecos que arribaron al país habían tenido experiencia en las pandillas juveniles norteamericanas. Con el paso de los años, los adolescentes adoptaron esta influencia hasta que el fenómeno de las maras se convirtió en un cáncer social que hoy mantiene atemorizada a la población.

A través de su trabajo periodístico titulado: “Violencia en Guatemala: Masacres de ayer, pandillas de hoy e injusticia permanente” Rodrigo presenta de cerca las tragedias del submundo de las maras. Su trabajo ha sido reconocido por el Atlanta Journalism Seminar, con una mención honorífica, con el segundo puesto del concurso Picture of the Year, el tercer puesto en World Press Photo y el Premio Iberoamericano Nuevo Periodismo.

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